Las comunidades de personas que comparten bienes entre sí han existido siempre, pero la irrupción de las tecnologías digitales, sumada a la creciente preocupación por el impacto que nuestros hábitos de consumo tienen en el planeta, han ha impulsado el nacimiento de modelos económicos más cómodos, eficientes y sostenibles.

Fuente: https://www.previsorageneral.com

Uno de los que más adeptos está ganando es la economía colaborativa, también llamado consumo colaborativo, economía compartida, economía de pares o gig economy. Seguro que has oído hablar de alguno de estos términos e incluso has hecho uso de ellos. Aquí te contemos qué es la economía colaborativa, qué ventajas aporta y qué desafíos deberá afrontar en los próximos años.

¿Qué es la economía colaborativa?

Podemos definir la economía colaborativa como un modelo centrado en la colaboración y la ayuda mutua entre iguales (P2P o B2B) que aprovechan las nuevas tecnologías para adquirir, vender, prestar, intercambiar o compartir bienes y servicios.

Así, este tipo de transacciones permite a las personas ganar un dinero extra con bienes infrautilizados o su tiempo libre, reduciendo de paso los recursos que deben poseer para vivir.

Allied Market Research predijo que la economía colaborativa, valorada en 387.100 millones de dólares en 2022, alcanzaría los 827.100 millones antes de 2032.

Rasgos principales de la economía colaborativa

  • El acceso por encima de la posesión: la economía colaborativa abandona la necesidad de poseer bienes en favor de usarlos obedeciendo a necesidades específicas y temporales.
  • Comunidad: formar parte de un grupo de individuos entre los que circulan bienes y servicios rompe con el tradicional modelo lineal e individualista.
  • Meritocracia: la capacidad para compartir de los individuos depende de su reputación dentro de la comunidad, obtenida mediante calificaciones.
  • Nuevas tecnologías: han potenciado el renacimiento de las economías compartidas debido a su capacidad para conectar a individuos.

Ejemplos de economía colaborativa

Como esquema universal, la economía colaborativa está invadiendo poco a poco todos los ámbitos de nuestra vida y robando cuota a las actividades económicas tradicionales. Estos son solo unos pocos ejemplos:

Alojamiento

Las páginas que posibilitan el intercambio de casas entre particulares han cambiado nuestra forma de viajar. El ejemplo más conocido es Airbnb, pero cada día surgen nuevas plataformas que actúan como intermediarias entre huéspedes y propietarios.

Transporte

Carsharing, motosharing, bicicletas y patinetes compartidos… el auge de las plataformas de movilidad colaborativa está redefiniendo la forma de movernos en ciudad. Desde propietarios que mitigan los gastos asociados a un coche cediéndolo a otros usuarios cuando no lo usan o compartiéndolos en viajes para dividir los gastos, hasta flotas privadas de vehículos alquilados por tiempo de uso a través de una app.

Fuente: https://www.businessinsider.es

Artículos de segunda mano

Wallapop, Vinted o Milanuncios nos han permitido por un lado dar salida a todos esos objetos que teníamos en casa y a los que ya no dábamos un uso y por otro adquirir bienes usados a un precio rebajado: electrodomésticos, ropa, libros, artículos de bebé y prácticamente cualquier cosa puede tener hoy una segunda vida gracias a la economía colaborativa.

Fuente: https://www.epe.es

Finanzas

Muchas iniciativas han encontrado vías de financiación en plataformas que nos permiten convertirnos en mecenas y financiar proyectos de forma colectiva a cambio de recompensas que varían según nuestra aportación. Es el conocido crowdfunding, del que no solo se aprovechan pequeños creadores sino también marcas contrastadas como Hawkers o Font Vella. Las más conocidas con Verkami, Kickstarter o GoFundMe.

Trabajo

No solo se intercambian artículos en la economía colaborativa, también tiempo, esfuerzo y talento. Cada vez son más los trabajadores freelance que se suman a esta modalidad para ofrecer sus servicios a compañías y particulares de todo el mundo con mayor flexibilidad.

Ventajas de la shared economy

La irrupción en nuestras vidas de este modelo económico y su crecimiento progresivo no obedecen a una moda pasajera. La gig economy cuenta con motivos de peso para afianzarse en el mercado y seguir ampliando su cartera de usuarios:

Mayor oferta

Cuantos más individuos ofertan sus productos en un mercado mayores son las posibilidades de que encontremos exactamente aquello que necesitamos. Además,

favorece la diversidad y corta con la habitual tendencia a la mimetización de los mercados tradicionales.

Ahorro

Los productos o servicios que podemos adquirir a través de la economía colaborativa suelen tener precios inferiores a los habituales, a veces incluso simbólicos, y en algunos casos permiten el trueque como forma de pago, lo que redunda en un ahorro considerable.

Confianza

En la economía colaborativa la reputación lo es todo: poder conocer de antemano el grado de satisfacción de otros compradores a través de sus valoraciones nos aporta un extra de confianza.

Sostenibilidad

El incremento de la vida útil de los productos y su reutilización se enmarcan en lo que se ha venido a llamar un consumo responsable, aprovechando con mayor eficiencia los recursos existentes y evitando la sobreproducción que tanto perjudica al medio ambiente.

Fuente: https://www.santander.com

Los problemas que entraña la economía compartida

Como suele pasar con todo aquello que crece de forma tan acelerada gracias a las nuevas tecnologías**, la economía compartida también está suscitando dudas** cuyas implicaciones dan pie a acalorados debates:

Incertidumbre regulatoria

Muchos de los servicios ofertados en estas plataformas compiten directamente con industrias altamente reguladas como la del taxi o la hotelera, que pagan unas tarifas de las que los particulares están absentos, lo que favorece una competencia desleal.

Además, la falta de regulación gubernamental aumenta el riesgo de abuso por parte de vendedores con pocos escrúpulos ante los que los compradores quedan a menudo en situación de indefensión y sin nadie a quien acudir.

Economía colaborativa muy poco colaborativa

Voces críticas advierten de que estos nuevos modelos económicos se organizan cada vez menos en torno al intercambio y más sobre las dinámicas tradicionales que debían reemplazar.

Ejemplo de esto es Airbnb, que nació para permitir a los particulares alquilar habitaciones o sus casas cuando estaban fuera, pero que con el tiempo se ha convertido en una plataforma de alquileres vacacionales a tiempo completo, favoreciendo la aparición de propiedades adquiridas para este único fin y provocando un aumento sustancial del precio de la vivienda.

Precarización de las condiciones laborales

Otro foco de polémica son las oportunidades laborales que brinda la economía compartida. Empleos que antes eran a tiempo completo y con condiciones estables (salarios fijos, seguro médico, permisos, etc.) ahora se están viendo desplazados por trabajos de menor calidad, a tiempo parcial y a menudo con remuneraciones bajas.

Fuente: https://www.rtve.es

Esto iría en contra de la naturaleza misma del concepto, ya que favorece a las empresas en detrimento de los trabajadores.

De nuevo, en manos de grandes corporaciones

A medida que se hace patente el potencial de la gig economy, cada vez más empresas tratan de no quedarse fuera del negocio.

La dependencia del acceso a las plataformas vuelve a poner al individuo a merced de las grandes corporaciones que las financian, y que impone condiciones a menudo abusivas o se quedan con parte de sus ganancias.

Lo que empezó como un movimiento social basado en la cooperación se está convirtiendo en una herramienta con fines de lucro para unos pocos.

Y tú, ¿qué opinas sobre los nuevos modelos de negocio basados en la economía colaborativa? ¿Crees que han llegado para quedarse o que acabarán por ser engullidos por el mismo sistema que trataban de reemplazar?

Ya que todo esto va de compartir, te animamos a compartir tus opiniones en los comentarios para que la comunidad crezca.